Todos en algún momento de nuestras vidas hemos hecho resoluciones de fin de año, la mayoría de nosotros pensamos en el año nuevo como un inicio, hacer borrón y cuenta nueva, eso nos da la oportunidad de empezar de nuevo, con más fuerzas y con una visión más clara. Sin embargo, como seguramente te has dado cuenta, la mayoría de esas resoluciones de fin de año no pasan de ser meros deseos de cosas que quisiéramos. Y es que estadísticamente se ha comprobado que para el 15 de enero el 95% de las personas ya han desistido de alcanzar sus resoluciones de fin de año.
Y esto sucede principalmente porque todas y cada una de esas resoluciones que hacemos a fin de año carecen de tres aspectos vitales y primordiales que van a permitir que pasen de ser meramente una resolución de fin de año a una meta concreta.
El primer aspecto es tener un objetivo claro y definido, ya que, si no está bien definido tendemos a caer en la ambigüedad, y eso no es bueno si lo que pretendemos es lograr que las resoluciones de fin de año se conviertan en metas definidas. Si lo que deseas es perder peso, tu resolución no puede solamente ser “quiero perder peso” o, si lo que deseas es aumentar tus ingresos, tu resolución no debería ser “quiero tener mucho dinero”, en ambos casos debes ser lo más específico posible, ¿Cuánto dinero deseas ganar?, ¿Cuánto peso deseas perder?
Tener un objetivo claro le va a permitir a tu cerebro ir en la dirección correcta, mientras que, si el planteamiento de la resolución es ambiguo, el cerebro no va a poder definir las oportunidades, acciones y comportamientos que te van a permitir acercarte a tu objetivo.
El segundo aspecto que debemos tener claros a la hora de realizar nuestras resoluciones de fin de año, es el hecho de que deben existir suficientes razones POSITIVAS que lo apoyes, a que me refiero con esto, usualmente nuestras metas se concentran mas en lo no que no queremos, que en lo que realidad queremos, y esas dos formas de plantear metas no siempre van de la mano, de hecho, en ocasiones pueden ir en direcciones totalmente opuestas, lo cual resulta perjudicial a la hora de lograr nuestras metas.
Para lograr que nuestras debemos tener una serie de razones positivas que vayan acorde a lo que queremos lograr, por ejemplo, si lo que deseas es perder peso el próximo año, en lugar de concentrarte solo en la meta “quiero perder peso”, puedes concentrarte en todos y cada uno de los beneficios que vas a obtener si empiezas a bajar de peso, ¿Cómo te vas a sentir?, ¿Qué beneficios vas a obtener? Resultado de la pérdida de peso, y si logras encontrar suficientes razones positivas que vayan orientadas a lo que deseas, será mucho más fácil que tu cerebro se mantenga enfocado.
El tercer aspecto a tener en cuenta es que debemos revisar constantemente nuestras resoluciones, si no las revisamos constantemente no van a pasar de ser resoluciones de fin de año que no llegan a ningún lado, como seguramente ya te ha pasado, por eso es vital que una vez identifiques la resolución de fin de año, y hayas encontrado suficientes razones positivas que lo apoyen, la revises constantemente, y si las tienes por escrito aún mejor, es esta revisión constante la que nos va a permitir tener un alto grado de motivación para movernos en la dirección correcta.
Ya sabes que debes hacer para que las resoluciones de este fin de año no sean igual a la de los años anteriores, ahora todo se resume en decidir si de verdad te comprometes a lograr lo que deseas o no, es más simple de lo que parece, todo se reduce a si decides continuar igual, o por el contrario decides dar un giro a tu vida y te atreves a lograr cosas nuevas, que nunca antes has logrado.