Los psicólogos del desarrollo se han interesado por averiguar las causas del desarrollo de la autorregulación emocional. En este sentido, se han identificado factores de origen endógeno, donde resulta de especial relevancia la maduración de las redes de la atención; con respecto a los factores exógenos, en los que se ha destacado el papel fundamental de los padres como guías del proceso de desarrollo de sus hijos. La relación madre-hijo ha sido estudiada como parte central del desarrollo temprano, es evidente que una madre biológica y sus hijos, tienen en común una herencia genética compartida, pero también existen diferencias en sus programas genéticos individuales y la interacción que cada uno tiene con diferentes influencias ambientales.
El papel de la autorregulación en el desarrollo evolutivo del ser
En el desarrollo de la autorregulación intervienen factores madurativos (fisiológicos), psicológicos y especialmente factores interactivos. Desde la perspectiva del aprendizaje social, la regulación emocional es un proceso que se genera en la interacción con la figura de apego, lo cual mediatizará las estrategias autorreguladoras más utilizadas en este primer período. En esta primera etapa la expresión emocional del niño, actúa como estímulo emocional para que los cuidadores acudan a regular sus sensaciones excesivas, es decir, la regulación emocional es fundamentalmente externa.
El primer año de vida, es crucial para la maduración y desarrollo del cerebro de los niños, incluyendo el desarrollo socio afectivo, en donde el ambiente en que se desenvuelven juega un papel muy importante. Los niños(as) nacen ya preparados para la interacción social. Desde muy pequeños, los bebés son capaces de interactuar con otros. El afecto, en términos de sentimiento y emoción, es central en las experiencias de los bebés para relacionarse con otros. Un análisis del desarrollo de la autorregulación emocional incluye cómo la persona monitorea, evalúa y modifica sus emociones. De hecho, la capacidad de los niños para la auto-conciencia emocional y la valoración de sus sentimientos a la luz de expectativas personales y culturales es una característica resultante de la autorregulación emocional en desarrollo. Esto es consistente con la visión constructivista de que la autorregulación emocional emerge en función del desarrollo de la comprensión del niño sobre la emoción y su significado.
Por ejemplo, durante los años preescolares pasan de situar la emoción enfocados sólo en los instigadores externos a sus propios sentimientos, de manera que han de convertirse en “psicólogos de la emoción” y comprender la asociación entre emociones y deseos, creencias, recuerdos y otras influencias psicológicas. Conforme los niños crecen en edad, también empiezan a entender las asociaciones entre las emociones y las expectativas, estándares y objetivos personales. Estos avances conceptuales proveen un fundamento para el crecimiento en la comprensión de los niños sobre las estrategias para la autorregulación emocional y para realizar estas estrategias con mayor competencia. El desarrollo conceptual también interactúa con las influencias de la socialización por las cuales el niño se apropia de las creencias socioculturales y familiares sobre la emoción y su regulación.
La autorregulación emocional puede ser facilitada o afectada dependiendo de cómo los demás evalúan los sentimientos propios. Las respuestas comprensivas y constructivas afirman que los sentimientos propios están justificados y proveen una fuente de apoyo social que ayuda al afrontamiento mediante la comprensión y el consejo que otros puedan proveer. Pero la denigración, crítica o las respuestas de rechazo añaden estrés a los retos de la autorregulación emocional. Esto es especialmente cierto en el caso de las emociones negativas, cuando las reacciones críticas o punitivas de los otros contienen mensajes implícitos denigrando la propiedad de los sentimientos o sus expresiones, la competencia de la persona que lo siente o la relación entre la persona y el que evalúa su comportamiento. De hecho, cuando los otros muestran rechazo, crítica o castigo, se pueden exacerbar las emociones negativas que uno mismo trata de manejar, así como disminuir las oportunidades de adquirir formas más adaptativas de autorregulación emocional, e incluso de discutir los sentimientos propios con otras personas. Más allá de eso, la autorregulación emocional se desarrolla en tanto los niños internalizan las evaluaciones implícitas y explícitas que otras personas significativas hacen de sus emociones, así, comienzan a evaluar por sí mismos sus sentimientos de forma comparativa. Un niño al que siempre se le ha dicho que “la gente grande no deja que las cosas le afecten”, lucha para manejar los sentimientos de tristeza con esta regla de las emociones como una influencia continua pero sin el apoyo parental para hacerlo. Las evaluaciones de los otros sobre las propias emociones son importantes en el transcurso de la vida, pero especialmente en los primeros años de vida.
Cuando los padres responden con aceptación y apoyo a los desplantes de emociones negativas los niños lidian de forma más adaptativa con sus emociones en circunstancias inmediatas y adquieren capacidades de autorregulación emocional más constructivas. En contraste, los resultados son más negativos cuando los padres denigran, castigan o rechazan, o cuando las emociones negativas de los niños despiertan el estrés de los padres.
La receptividad de los niños hacia las iniciativas de sus padres deriva de la confianza que tiene en lo que los padres dicen y hacen, especialmente cuando esto concierne a la experiencia emocional, y esta es la razón por la que los padres influyen en aliviar la ansiedad y obtener disfrute, o de otro modo afectan la experiencia emocional de sus hijos. Por esta razón, las diferencias en la confianza y la seguridad de la relación padres-hijos tiene implicaciones importantes para el desarrollo de la regulación emocional.
La autorregulación emocional, juega un papel fundamental en la vida de todo ser humano, ya que gracias a esto permite el desarrollo evolutivo de todas las áreas y aspectos de cada individuo, permitiendo de esta manera evolucionar en todos los aspectos que integran de manera total al ser.